jueves, 17 de enero de 2008

Un año más, otro menos

El tiempo se escapa de nuestras manos casi sin percibirlo. Pasan las horas, los días, los meses, los años... En mi caso, el efecto es doble. Mi edad cambia casi con las campadas, apenas seis días después del show de Ramón García.

Con la magia de los Reyes Magos, Blogger ha actualizado mi perfil. 26 años, ni más ni menos. Os prometo que no me siento diferente. Ni siquiera si me remonto a mi etapa universitaria. Soy consciente de que he cambiado y, sobre todo, madurado. Pero no me considero más mayor, más viejo. Quizá la edad tenga paralelismos con el ciberespacio. Sabemos que está ahí, pero no es tangible. Al menos, por el momento.

Ya habrá tiempo para canas, arrugas, artritis y vista cansada. Ahora todavía puedo palpar, como si de ayer se tratara, los recuerdos de mi colegio, del instituto o de la Facultad. Las 'noches sin dormir' en el chalé de Pablo. Los cafés en el bar Gascó. Nuestro periplo en Egipto. Los miércoles del suplemento.

Echo la vista atrás y se me escapa una sonrisa. Repaso antiguas fotografías en mi ordenador personal. También aquí se ha impuesto la virtualidad del momento. Los marcos tradicionales han desaparecido de mi habitación. Ahora las instantáneas de mi vida se pueden retocar con Photoshop. Como los recuerdos.

Con el nuevo año, los buenos propósitos vienen por partida doble. Veremos cuantos se materializan. Ilusión, en cualquier caso, no falta. Sobre todo porque mi trabajo en la Red está superando mis expectativas. Ojalá todo esté a la altura.

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