miércoles, 23 de enero de 2008

¿Por qué no me va internet?

Media humanidad se ha hecho esta pregunta en algún momento de su vida. ¿Por qué no va internet? Los frikis de Muchachada Nui le han dado una vuelta de tuerca para bodar un gag cómico covertido ya en clásico. Con ustedes, Enjuto Mojamuto.

martes, 22 de enero de 2008

Socialización en la Red

El viernes 18 de enero, el diario El País nos sorprendía con una afirmación categórica: Internet pone los pies en el suelo. El rotativo asegura que las redes sociales están de moda en detrimento de algunos experimentos virtuales de la Red 2.0. Y acierta, en parte.

El 'fracaso' de Second Life y un estudio sobre los hábitos de los internautas españoles son sus argumentos. Sobre el mundo paralelo advierte que una burbuja demográfica se cierne sobre su futuro. Los usuarios registrados ya no participan de este negocio. La mayoría de los avatares están abandonados a su suerte.

Por contra, My Space, Twitter y You Tube son valores en alza. Copan, junto a Google, las listas de webs más valoradas, al tiempo que aumentan exponencialmente su público. Quien no está en Facebook no existe, no es cool. Las empresas privadas también se suman a la locura colectiva. Este mismo periódico, por ejemplo, anunciaba a bombo y platillo su presencia, como primer medio de comunicación español en Twitter. ¿Y qué?

Es el triunfo de la realidad, dicen. Pero, además, se apoyan en cifras. La (abrumadora) mayoría de españoles utiliza internet para comunicarse vía correo electrónico, informarse, comprar billetes de avión (un 64%...) y descargar productos de la industria cultural (¿sólo un 48%?). Además de piratas, somos mentirosos.

Estos sondeos, como la mayoría, carecen de validez. De lo contrario La 2 sería la cadena de televisión con más share y sus documentales los programas más vistos de la parrilla. No obstante, el diagnóstico de El País parece estar en lo cierto.

Las redes sociales van a más, aunque no se trata de un fenómeno nuevo. Desde los albores de internet, los foros de debate, las listas de correo, o los chats han puesto en contacto a ciudadanos de distintas partes del globo. Después llegaron los blogs y los fotologs, que popularizaron más si cabe el fenómeno. Sin embargo, la dimensión de su éxito se encuentra bajo sospecha.

Es cierto que las bitácoras marcaron un antes y un después en la Red. Pero al igual que Second Life, la mayoría apenas registran actividad. Los weblogs actualizados con frecuencia representan una minoría. Exigen un esfuerzo adicional a los usuarios (la actualización y el ingenio), que prefieren las herramientas de mensajería instantánea. De ahí que el MSN Messenger mantenga la hegemonía desde julio de 1999.

Con el tiempo, las nuevas herramientas de la web 2.0 también entrarán en crisis. Su público caerá hasta establecer un nuevo equilibrio. Pero internet mantendrá su esencia. La Red acorta distancias y estrecha lazos. En definitiva, socializa.

domingo, 20 de enero de 2008

Mi primera vez...

Que internet es una herramienta integrada en nuestra vida cotidiana es un hecho. Tanto, que cuesta recordar los tiempos en los que no contábamos con ella. Y realmente no hace tanto. Acababa de estrenar mis 13 años cuando me sumergí por primera vez en la Red. Fue mi regalo de cumpleaños: un módem IBM de 14 kb/s y cuatro meses de contrato con la operadora Arrakis.

Acceder a internet era entonces una misión imposible. La mitad de los intentos resultaban fallidos. Y cuando no, la familia te obligaba a dejar la línea libre para efectuar una llamada. Además, el proceso de conexión era todo menos silencioso. El módem no sólo marcaba un número, como si de un teléfono convencional se tratase. También emitía unos gemidos infernales que se grababan de por vida en el cerebro.

Cualquier pionero en el universo internauta sabrá bien de qué hablo. Al igual que recordará el importe de este servicio. Imaginen. Si ahora la factura parece cara, en 1995 era un auténtico robo. Más de 100 pesetas a la hora por una conexión frágil y lenta. Un desastre.

A pesar de todo, fui un afortunado. He disfrutado de internet ininterrumpidamente desde entonces. Así se ha gestado el friki que llevo dentro. Con orgullo, además. Reconozco que quedé fascinado por las posibilidades que ofrecía la Red y quise formar parte de ella.

Al principio, curioseé páginas ajenas, luego probé a crear propias. En la última década, he diseñado cinco webs y gestionado otros tantos blogs. Aunque no siempre con fortuna. En 2004, la burbuja me estalló en el rostro. Mi incipiente carrera como periodista me obligó a elegir. Internet fue relegado a un segundo plano. Hoy los caminos convergen de nuevo.

jueves, 17 de enero de 2008

Feliz cumpleaños

Mi regalo de cumpleaños llegó con retraso. Lo descubrí casi de casualidad, un domingo de libranza. Empapelado con cinta de carrocero y papel de estraza, ocupaba en la oficina el lugar reservado a mi butaca.

Se intuían sus formas redondeadas, su intenso color azul eléctrico y el aroma a nuevo. Con delicadeza, intenté en vano descubrir el anhelado objeto. El envoltorio, sin embargo, resistía los envites.

Decidí aplicar más fuerza en el empeño y se consumó el éxito. Algunos pedazos del entramado de papel y cinta cedieron ante la presión. En mi rostro se dibujó una sonrisa. Con la emoción y el júbilo llegaron también las prisas. Necesitaba una vista general del presente. Y no llegaba.

La precipitación dejó paso a la torpeza. Nunca fui muy hábil con las manos. Recurrir a unas tijeras se convirtió en mi último recurso. El resto es una historia ya conocida. El áspero papel sucumbió al filo de la cizalla.

Sin obstáculos, el azul parecía más eléctrico si cabe. Deslicé mano sobre el tejido y comprobé su dureza. El sueño de meses se hacía realidad. Por fin tenía silla.

Un año más, otro menos

El tiempo se escapa de nuestras manos casi sin percibirlo. Pasan las horas, los días, los meses, los años... En mi caso, el efecto es doble. Mi edad cambia casi con las campadas, apenas seis días después del show de Ramón García.

Con la magia de los Reyes Magos, Blogger ha actualizado mi perfil. 26 años, ni más ni menos. Os prometo que no me siento diferente. Ni siquiera si me remonto a mi etapa universitaria. Soy consciente de que he cambiado y, sobre todo, madurado. Pero no me considero más mayor, más viejo. Quizá la edad tenga paralelismos con el ciberespacio. Sabemos que está ahí, pero no es tangible. Al menos, por el momento.

Ya habrá tiempo para canas, arrugas, artritis y vista cansada. Ahora todavía puedo palpar, como si de ayer se tratara, los recuerdos de mi colegio, del instituto o de la Facultad. Las 'noches sin dormir' en el chalé de Pablo. Los cafés en el bar Gascó. Nuestro periplo en Egipto. Los miércoles del suplemento.

Echo la vista atrás y se me escapa una sonrisa. Repaso antiguas fotografías en mi ordenador personal. También aquí se ha impuesto la virtualidad del momento. Los marcos tradicionales han desaparecido de mi habitación. Ahora las instantáneas de mi vida se pueden retocar con Photoshop. Como los recuerdos.

Con el nuevo año, los buenos propósitos vienen por partida doble. Veremos cuantos se materializan. Ilusión, en cualquier caso, no falta. Sobre todo porque mi trabajo en la Red está superando mis expectativas. Ojalá todo esté a la altura.