domingo, 16 de septiembre de 2007

Un añito en el infierno

Hacía tiempo que venía barruntándose un cambio en la Redacción. La puesta en marcha de la edición electrónica exigía una ligera reestructuración de la plantilla. El pasado viernes 7 de septiembre, una llamada de la Dirección confirmó mi nuevo destino en el diario. Mi actual empleo pasará a formar parte de la historia. A partir de octubre, mi cometido será otro. La Red. Al menos durante los próximos doce meses.

La noticia del traslado alteró por completo mis planes laborales. A pesar de que el anuncio no venía de nuevas, sentí otra vez tambalearse el suelo bajo mis pies y una desasosegante sensación de vértigo invadió mi, hasta entonces, convencional y rutinaria vida de periodista. Para quienes, como yo, somos dados a planificar hasta el más mínimo detalle, este tipo de cambios suponen todo un desconcierto. Incluso aunque el trasfondo pueda resultar positivo. Porque mi cometido deberá servir, de una vez por todas, para consolidarme en el seno de la Redacción que me acogió cuando todavía era un estudiante universitario.

Desde que en 1995 adquiriese mi primer módem, un ruidoso cacharro de plástico que apenas alcanzaba una velocidad de 14 kb/s, internet se ha convertido en parte activa de mi existencia. Es una relación simbiótica, diría yo. Nos retroalimentamos. Sin embargo, hacer de esta afición mi modo de vida creo que le restará todo el encanto. El presente y el futuro. En cualquier caso, la fecha de caducidad de este nuevo rol en la empresa alimenta mis esperanzas. Será sólo un año. Después, las aguas volverán a su cauce y yo, espero, al diario impreso. Ése es el compromiso.

Hasta entonces voy a echar de menos mi actual empleo, en una sección en la que me he sentido realmente integrado. Pero, sobre todo, lamento perder a aquellos que me han rodeado durante todo este tiempo. Con mis compañeros he crecido como periodista, pero también como persona. Me han demostrado que la fidelidad, el compromiso y el respaldo incondicional no son valores pasados de moda. Me han confirmado que la amistad está por encima de todo y que puedo contar con ellos dentro y fuera del centro de trabajo. No es una cuestión menor. Son todos ellos principios de sobra conocidos que, sin embargo, a menudo se diluyen entre rencillas y hostilidades sin fundamento.

En este tránsito de ida y vuelta me gustaría aliarme con la Red para detallaros, paso a paso, los entresijos de mi nueva experiencia profesional. Cada vez estoy más convencido de que tengo un punto exhibicionista... Bienvenidos a mi nuevo blog durante este año en el infierno.

1 comentario:

Peter Parker dijo...

Los cambios nos sacuden con fuerza pero son necesarios para evolucionar. Soy todo un experto en saltos de sección y traslados de ciudad, así que creo que soy la persona idónea para darte ánimos en tu nueva andadura profesional.