martes, 20 de mayo de 2008

Reencuentro

Me aburro. Lo he descubierto. Por primera vez en meses noto el hastío. Es extraño. Desde que retomé la libertad vespertina no he acostumbrado a caer en las fauces del tedio y la desgana más allá del mediodía. Pero así es.

Quizás por eso haya regresado a este blog, recuperando la convulsión de otros tiempos. Con perspectiva es sencillo mirar al pasado. Al menos resulta menos doloroso. Hoy encuentro verdades y medias tintas en estas páginas.

Mi espacio para la reafirmación profesional está desierto. Abandonado. En él crecen algunas plantas silvestres. Promesas incumplidas. Algunos cactus. Pero también esperanzas volátiles y sueños materializados.

Pese a todo, la herida de la virtualidad no se restañe. La vida sigue al otro lado de esta nave. Interactuar es posible, no obstante. De eso se trata. De aterrizar en tierra firme y abandonar el ciberespacio.

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